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Antiguo Hotel Central, Interior (Fuente: Biblioteca UCLM1)

Del interior solo sabemos que la planta baja es diáfana, lo que permitió una pluralidad de usos, incluyendo el cambio de programa que se realizó en 1928. Por su parte, la estructura externa se divide en tres estratos bien diferenciados. El inferior, que corresponde a la planta abierta antes mencionada, albergaba el café y la sala de juegos y es, por tanto, la parte que consta de muro con ventanales más amplios, a modo de escaparate para las actividades que se realizaban en el interior. El segundo estrato acogía las habitaciones del hotel, del cual hay que destacar que es el más macizo y opaco. Además, este segundo piso, marca, de manera más clara, la continuidad de la fachada mediante el chaflán curvo. Por último, el tercer estrato remata el conjunto. Se trata de una galería con un marcado ritmo de pilastras dobles que sustentan una cornisa que ayuda a realzar la coherencia visual de ambas fachadas. 

Por último, en cuanto a los elementos decorativos se incorporó al diseño un frontón en la entrada del antiguo music hall, sostenido por pilastras dobles. Junto a ellas podemos observar unas marquesinas de vidrio de estilo modernista, que también usaría Daniel Rubio en el diseño del Gran Hotel. La entrada del café se proclama como el punto más tenso del edificio, visualmente hablando, al ser el más expuesto a la calle y resguardarse por una pareja de columnas. Las ventanas del segundo estrato, el más solemne de los tres, solamente se decoran con unos sencillos balaustres de cinc.

1 Fuente: http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/ceclm/expopostales/albacete/p%C3%A1ginas/DOCU03.htm

Proyecto para el Hospital Provincial para Albacete, 1907. Fuente: http://www.dipualba.es/archivo/Archivo/administracion/Ram%C3%B3n_casas.htm

Ramón Casas Massó nace en 1864 en Albacete, ciudad en la que realizó su formación en el Instituto Bachiller Sabuco. A los 27 años se convirtió en Arquitecto Provincial de Albacete y estuvo trabajando en la ciudad hasta su muerte en 1921. Intervino en la Casa de Maternidad en 1909 y en la sede de La Gota de Leche junto a Julio Carrilero.

Uno de sus edificios más memorables, cuya fachada aún conservamos, es el edificio de la Caja Castilla la Mancha (actual Liberbank), situado en la Plaza de Gabriel Lodares. Sin embargo, la fachada fue rehabilitada cuando el edificio fue adquirido por la entidad bancaria. Por otra parte, su encargo más importante fue el Hospital Provincial encargado por la Diputación Provincial, pero desgraciadamente fue demolido. Por último, debemos destacar uno de sus proyectos menos conocidos, el Cementerio Municipal de Tobarra, el cual se terminó de construir en el año 1894 y cuyo maestro de obra fue D. Rafael Fuentes López, siguiendo el proyecto original de Casas Massó.

Su obra quizá era menos recargada que la de sus contemporáneos ya que siempre mantuvo una proporción equilibrada entre el aspecto interno y externo de sus edificios. Así, sus edificios se sirven de ángulos y líneas rectas, formando estructuras sobrias que evocan los tiempos de la Antigua Grecia o del Renacimiento.

Bibliografía y páginas web:

Situado en la calle Mayor, número 35, y haciendo esquina con la calle Marqués de Molins, encontramos el edificio de viviendas conocido como Legorburo, creado para la familia que en el año 1935 encargó su construcción a los arquitectos Baldomero Pérez Villena y José Luis García Pellicer. La familia Legorburo es aún hoy propietaria del edificio, cuya planta baja fue empleada durante años como espacio comercial, hasta que se cerró al público a principios de este siglo, empleándose hoy en día, específicamente, las plantas superiores como viviendas y oficinas. Enmarcada en el Racionalismo, esta obra es una de las mayores muestras de este estilo en la ciudad, si bien bebe de influencias de la década anterior como el Decó o el Expresionismo.

En el plano vertical el edificio se dividen tres partes, la central compuesta por el cubillo de forma semielíptica, y, en ambos lados, flanqueado por dos cuerpos cuadrados, siendo más ancho el que se encuentra en la calle Marqués de Molins. La fachada se organiza en tres planos horizontales, destacando aquí la parte de en medio que sobresale sobre las demás, de cuatro alturas más una, funcionando esta quinta como un ático, encontrando balcones curvos en los dos pisos superiores y miradores en los otros tres en la parte central del edificio que ocupa el cubillo. A lo largo del edificio podemos observar, en las superficies, decoraciones con estrías verticales u horizontales y cuadrados almohadillados.

Deteriorado a lo largo del tiempo, su interior se conserva gracias a la actividad que mantiene, si bien ha sido reformado por los diferentes propietarios y siendo el espacio de la planta baja el más perjudicado debido a su clausura. La fachada ha recibido el mismo trato, así, las plantas superiores han sido cuidadas por sus propietarios e inquilinos y, sin embargo, la parte inferior se ha visto desprotegida, expuesta al paso del tiempo y al desgaste propio de encontrarse al pie de dos de las calles más transitadas de Albacete. A nivel oficial, se encuentran protegidas su estructura, fachada, ornamentos y cubierta, además de la composición de color, según el Catálogo de Bienes Patrimoniales de la ciudad, fechado en 1998.

Bibliografía y páginas web:

Otra de sus mejores obras es la casa de Archillas, que se conserva en la plaza de Gabriel Lodares. La fachada principal del edificio, curva, se articula en torno al eje que forman la puerta de acceso, el balcón principal de cada planta (en total, dos alturas más la planta baja) y el remate superior, a modo de pequeño “templete”.

Pasaje de Gabriel Lodares

A pesar de todo, la gran obra de este arquitecto es, sin duda, el Pasaje Lodares. Aquí se plantea una galería comercial, enmarcada por dos fachadas monumentales, una en la calle Mayor y otra en la calle del Tinte, siendo más grande esta última. A día de hoy, constituye uno de los tres únicos pasajes comerciales que quedan en nuestro país, estando los otros dos en Valladolid y en Zaragoza.

En definitiva, se aprecian en sus construcciones las formas que propuso la Secesión Vienesa, las cuales conjuga con influencias de la arquitectura regionalista y tradicional valenciana, ya que Levante fue un punto de contacto entre muchas de las influencias que venían de otras partes de Europa. Todo este espíritu modernista se conjuga a la perfección, especialmente en los elementos estéticos de los edificios de este arquitecto valenciano.

Casa del Hortelano

Daniel Rubio Sánchez nació un veinte de abril en el municipio de Argamasilla de Calatrava, provincia de Ciudad Real. En 1908 se titula en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid y, poco después, se licenció en Ciencias Exactas por la Universidad Central. Sobre todo, hablaremos de él como arquitecto en la ciudad de Albacete, pero Rubio también llevó a cabo sus obras en Antequera (1909-1910), y más tarde en Málaga entre 1919 y 1920. Morirá en esta ciudad a finales de los años sesenta.

En octubre de 1910, se convierte en Arquitecto Municipal de la ciudad de Albacete hasta 1915, donde creará sus obras más representativas. Son los años en los que edifica, por citar algunos ejemplos, el quiosco central de la Feria (1912), la Casa de Joaquín Hortelano (1912), la antigua librería Herso (1913), el desaparecido sanatorio Santa Isabel (1913) o su obra culmen, el Gran Hotel para viajeros (1915).

En los cinco años posteriores, hasta 1920, su figura irá perdiendo prestigio a causa de las malas obras, como las del antiguo cuartel de la Guardia Civil, que tuvo serios problemas estructurales poco después de ser acabado. Sin embargo, seguirá haciendo edificios como el desaparecido Sanatorio Romero (1914-1920), o su propio chalet (1916), frente al parque Canalejas, hoy Abelardo Sánchez.

Gran Hotel

Daniel Rubio es el gran arquitecto modernista de la ciudad. Sus construcciones juegan con volúmenes y formas, a veces de una manera algo onírica, y utiliza motivos artísticos que podrían recordar al Gótico o al Barroco. Los detalles de sus edificios son magníficos, desde barandillas a cornisas, pasando por azulejos, remates, o incluso el color de los mismos. Abundan las formas naturales y vegetales. Todas sus obras requieren tomar unos minutos para contemplarlos, debido a su complejidad y exquisitez.